jueves, 24 de diciembre de 2015

Las multas de Dinamarca en Australia

Parece que hay cosas que no se van. Situaciones, personas, recuerdos que te van a seguir, a perseguir allí donde vayas. No importa donde estés, como huyas, o lo rápido que lo hagas. Puedes correr en el único paseo de la ciudad que asemeja a la naturaleza porque no tienes tiempo de andar mindfulness, pero esprintar mientras observas las texturas del follaje te mantiene vivo.

Todo por coger un bidet de la basura para echar agua y ponerte a meditar. Al menos eso es lo que te dicen los sueños, pero, son otras cosas muy reales las que te asustan. Dinero sin pagar, y por ser pagado.  

Parece que te van a perseguir hasta Singapur. Te dicen de repente,
-          “No vas a poder vivir así para siempre.”

¿Cómo te quedas? Dos chicas diferentes en dos días consecutivos. Las mujeres empiezan a tener miedo de aquello que tanto se mueve, aquello que se va. Temas de conversación irrelevante. Sin duda lo que te falta es ligereza. La ligereza de la insoportable levedad del ser. Lo ligero asusta, pero la gente no puede cargar con aquello que es tan pesado…

Escritores huyendo de su pasado y tú que empiezas a llevarte bien con el tuyo, recibes la memoria forzada de una amistad. Como conseguiste que lo que un día fueran cactus llenos de espinas se transformara en flores para regalar. Flores que quizá no todo el mundo esté dispuesto a aceptar. Flores que con mucha mierda como abono han conseguido, al final, echar pétalos.

No puedes ser siempre un B-boy, un bailarín. La vida es cambio y nuestra sociedad es mucho más cámbiate. Será mejor hacer algo perecedero que nos obligue a cambiar. Porque tendremos que cambiar. Vivir a gusto en la inestabilidad del cambio es prácticamente la única solución que la vida ofrece. Saber que nos espera el vacío una y otra vez. Reconocer que ese vacío no se llenará en la espera, sino que habrá que trabajar mucho por muy poco. Que el esfuerzo parecerá desmedido, pero hard work pays off.

Hard Work Pays Off. Como el YOLO de toda una generación que ha perdido hasta el Carpe Diem, puede que HWPO se convierta en mi estandarte y lema de vida.

Todos los cuadernos que he escrito ya son una recompensa. Incluso los que no encuentro, y aquellos que se han perdido. Aún así, todo está tan sujeto a la vulnerabilidad de la desaparición, que cualquiera se puede confiar. Solo los productos dan un poco de seguridad. Pero tras cada producto caemos de nuevo en el vació hasta encontrarnos involucrados en un nuevo proceso, una nueva manera de entretener a la muerte. No me cansare de repetir, algo que parece que todavía no ha llegado. Por mucho que sea discutido, que se cuestione, me parece que, cada vez que lo repito, el enunciado se convierte en máxima esperando dejar de funcionar:

“Somos el proceso de un producto, y el producto de un proceso”

A un tiempo, ambos, y a la vez. Me llaman platónico, pero me escudo en Lao-Tzu. Me dicen que hay que tener un proyecto del futuro, respondo que trabajo por ello en el presente. Publica para encontrar a los mind-like.

El mundo está lleno de gente afín a nosotros a la que nunca conoceremos. Encontrar la manera más adecuada de gritar nuestras vulnerabilidades es la primera herramienta de la supervivencia. Por eso los niños lloran. Sigues buscando a alguien, y para que ese alguien al que buscas te reconozca tienes que firmar los que escribes con signos de interrogación.

Aceptar que aunque no todas, ni tampoco por todos, tus palabras merecer readers.

Conocer a la idea, al producto, y compararlo con el escritor, el proceso, siempre es bastante decepcionante. Platón haciendo daño a psicólogos que, como arquitectos de vidas, como diseñadores de personalidad, aunque queramos, no podemos empezar la casa por el tejado. Hasta el techo y sin ventanas.

Aparece Lao abogando que la vida, el mundo, la sociedad ha de ser construida a partir de limitaciones humanas, cimentada por bases biológicas que permitan alcanzar metas que no puede ser el punto de salida. O quizá sí.

La bondad y la maldad en la naturaleza pierde relevancia ante la tiranía del ser, de saber que simplemente somos. Una vez asumidos los principios podemos empezar a avanzar. Pocos edificios sin cimientos aguantaron el paso de los años.

Sin enfrentarse a los que somos. Aceptando y avanzando con una meta clara a la que llegar, aunque la sepamos inalcanzable. Observando como el edificio de la vida se construye y toma forma. Como vamos creando un producto nuevo a cada paso, a cada experiencia, a cada respiración, a cada texto escrito, y a cada post publicado. Digamos que no lleva tanto tiempo hacer, y tampoco te cambia la vida. Solo es un paso más de otra vida cambiante. Lo hago porque ayuda a saber dónde estás, y a recordarte que sigues queriendo lo que haces, y haciendo lo que quieres. Practicando la disciplina, la fuerza de voluntad, y el trabajo duro.

Así, hasta que te pongas a vivir en serio.




No hay comentarios:

Publicar un comentario