I am loving life, are you?
Planeta Tierra, 24
de noviembre de 2015,
Querida humanidad,
Esto es solo unas
pocas ideas que llevan en proceso de gestación desde el año 1992. Espero que
las disfrutes.
Hoy vengo a
venderos una religión, y lo hago explícitamente, como la publicidad. Quiero
avisaros de que lo voy a hacer, lo voy a intentar. No quiero hacerlo
implícitamente, como hace la sociedad con los modelos de consumismo y éxito que
nos bombardean a diario. No, yo os lo digo, yo os aviso. Estoy aquí para
venderos un producto, un producto insustancial. Os quiero vender algo que no
cuesta nada, pero que lo vale todo.
Es más, ni siquiera
os puedo vender lo que os quiero vender porque ya lo tenéis, porque ya es
vuestro. Ni siquiera os lo puedo dar, porque no me pertenece, porque no es mío.
Siempre ha sido vuestro.
Hoy no os puedo
vender lo que os quiero vender, porque ya lo tenéis. Lo único que quiero hacer
hoy es deciros, mostraros, enseñaros a apreciar lo que todos nosotros ya
poseemos. Nuestra capacidad de amar. El increíble poder de amar
incondicionalmente a la humanidad.
Hoy vengo a
venderos el amor, vuestro propio amor.
Hoy quiero que me
compréis la religión del amor.
Todas las culturas
a lo largo del tiempo han tenido religiones. Esto nos muestra que el alma, el
ser interior, nuestra dimensión espiritual es común a todas los seres
humanos. A lo ancho de todo el planeta,
y a lo largo de toda la historia. El ser humano es ser humano porque tiene
espíritu.
En las diferentes
culturas la concepción de espíritu ha tomado diferentes formas, diferentes
interpretaciones. Ha generado diferentes instituciones, diferentes estructuras,
y diferentes formas. Pero el alma, el espíritu no tiene forma. Carece de forma.
Es el ser sin forma. Solo es accesible cuando nos libreamos de las formas.
Muchas religiones
le han querido dar forma. Hacerlo suyo, hacerlo característico, y por eso, lo
han destruido. Han dado forma a algo que no la tiene, han nombrado algo que no
puede ser nombrado. Y por lo tanto, al hacerlo aparecer, lo han hecho
desaparecer.
Solo es posible
acceder al espíritu a través del espíritu. Algunos lo niegan, incluso yo, que
hoy estoy aquí, lo negaba. Siempre he sido ateo. Un día descubrí el taoísmo.
Hoy soy escéptico.
Tengo fe en la
humanidad, y me atrevo a decir que ha llegado el momento en nuestra cultura en
la que se instaure la religión del amor. Nuestra sociedad está preparada para
experimentar la religión del amor.
En los tiempos en
los que surgió el cristianismo o el islamismo no sé tenía fe en la humanidad.
No se creía en las personas. Crearon dioses que los controlaran, figuras
externas que los gobernasen y establecieran normas entre ellos.
Yo no quiero
dioses. No creo que los necesitemos, porque nosotros ya somos dioses. Somos
dioses que se llaman personas. Yo creo en las personas, creo en el espíritu,
creo que todos nosotros podemos experimentar el infinito poder del amor y
cambiar el mundo. Creo en la humanidad. No hacen falta dioses, no los
necesitamos. No nos hacen falta normas morales impuestas por entes externos a
nuestro propio ser.
Hoy estoy aquí para
haceros experimentar. Para contaros lo que sienta bien. Pero no quiero que me
creáis, quiero que lo sintáis. Quiero que sintáis lo que os hace sentir
realizados, lo que de verdad otorga significado a vuestras vidas. Yo creo en el
ser humano, creo en el espíritu. Creo en su capacidad de aprender desde dentro,
desde la propia experiencia interior.
A lo largo de mi
vida he observado que las personas que mejor se sienten son las que menos
necesitan. Las más libres, las más liberadas. Nuestra sociedad consumista nos
ha vendido un modelo que hemos comprado sin darnos cuenta. Nos ha vendido un
modelo de felicidad que no funciona, que es falso. Nos ha hecho pensar que
tener muchas cosas nos hará felices. Pero no. No es cierto.
Aquellas personas
que se sienten llenas, completamente realizadas, que no tienen preocupaciones,
que emanan paz, que irradian luz, no necesitan nada de lo que se anuncia por la
tele. Solo hace falta imaginar a esa persona “iluminada” que aun vistiendo
harapos y pareciendo desnutrido es feliz. Sonríe. Ayuda a los demás. Se siente
bien consigo mismo y con el planeta. Es feliz, es pleno, es puro, es paz, es
luz. Esa persona que aunque parezca desgraciada por fuera es infinitamente
feliz por dentro. Está lleno. Y esa gente no necesita más cosas, no necesita
comprar, no necesita consumir, porque está lleno por dentro. Ya no necesita
nada de lo que le venden, de lo que le ofrecen.
Por eso, lo que hoy
os he venido a vender no se compra, se da. Para vosotros que ya tenéis tanto, y
ahora quiero que lo deis.
Todos hemos oído
aquello de comprar y acumular cosas para llenar nuestro vacío interior. Aquí es
donde lo empezamos a comprender. Este es el ejemplo. La gente que necesita
tantas cosas, que es tan superficial y quiere aparentar tanto por fuera, nos
demuestra que está vacía por dentro.
Pero no culpamos,
en ningún caso menospreciamos o minusvaloramos a esos seres humanos. Por
supuesto que no. No podemos sentir maldad cuando estamos dando todo por los
demás. No sentimos odio, o envidia, o venganza. Eso es imposible, no lo podemos
hacer. Si de verdad amamos, no somos capaces de hacerlo.
Porque los amamos,
a ellos también, porque también son seres humanos como nosotros, y también
queremos lo mejor para ellos. No queremos quedarnos los gozos y las bendiciones
de la felicidad y el amor para nosotros mismos. Los queremos compartir con
ellos. Por eso, cuando vemos a una persona que aparenta estar vacía, lo que
sentimos es compasión. Es amor por ella. Es el hondo sentimiento de querer que
esa persona experimente la felicidad que nosotros sentimos. Nos compadecemos
infinitamente por ella.
No los podemos
adoctrinar, no les podemos imponer una experiencia, un sentimiento. Lo único
que podemos hacer es desear que entendiera lo que sentimos, que ojalá fueran
capaces de entender la inmensidad que tenemos dentro. Sentimos compasión,
sentimos tristeza porque esa persona no se siente llena, porque esa persona no
es feliz, no es completamente feliz. Esa persona se encuentra atrapada en un
mundo de placeres etéreos, en un hedonismo fugaz y perecedero, en una vida
superficial y vacía. Lo que a nosotros nos llena, lo que a nosotros nos da
fuerzas y energías es mucho más duradero, es mucho más poderoso. Es una
experiencia que llega más allá de lo corpóreo, de lo sensorial. Es un aliento
de vida que empapa nuestra persona.
Este poder es el
poder del significado vital. Es el mecanismo más poderoso y duradero que ha
desarrollado la evolución para mantenernos vivos como especie. Los placeres son
pasajeros, no son relevantes a largo plazo, desaparecen con el tiempo. Tan a
menudo nos atrapamos en placeres, vagamos perdidos, sin rumbo, de un placer a
otro, buscando nuestra felicidad, nuestra esencia, nuestro propio ser. Pero los
placeres solo conducen a más placeres. Y los placeres se apagan. Entonces
nuestra vida no conduce a nada.
Sin embargo, el
significado vital permanece a lo largo del tiempo. No importa el tiempo que
pase que cuando nuestra vida tiene significado, somos capaces de continuar y
continuar avanzando, día tras día. Lo que nos guía, lo que es medio y fin en sí
mismo es aquello que nos llena de manera duradera. La evolución ha hecho que
nuestro cuerpo nos indique lo que es placentero, lo que nos gusta y agrada a
corto plazo. Pero la evolución también ha creado algo mucho más poderoso, un
mecanismo que nos indica que hay algo más, que hay algo que se experimenta
mucho más hondo, mucho más profundamente, que nos llena desde mucho más
adentro, y que dura mucho más que los placeres, que dura para siempre.
Esta es la diferencia
entre ver un video de gatitos mientras comemos chocolate, y dejar todo aquello
que nos gusta por ayudar a una persona que lo necesita, a sacrificarnos
nosotros mismos por alguien a quién amamos. Entre ver Gran Hermano sentados en
la tele, y salir a la calle a ver el atardecer o detenernos a escribir. ¿Qué es
lo duradero? ¿Qué es solo entretenimiento? ¿Cuánto dura un placer? ¿Cuánto
duran los sacrificios? ¿Qué nos hace sentir mejor una vez la experiencia ha
finalizado? ¿Qué nos otorga una mayor recompensa?
El esfuerzo, el
trabajo, la dedicación y los sacrificios son siempre recompensados, siempre
recompensados. Aun cuando no vivamos lo suficiente para verlo. Esto es el
significado de la vida. El sacrificarnos por el otro, por los demás. El dar
nuestra vida por el futuro del ser humano. El hacer algo que sea más grande que
uno mismo, el ir más allá del yo individual. La evolución nos ha creado para
eso. La evolución ha diseñado al espíritu como un mecanismo indicador de
significado vital. Una herramienta para señalarnos lo que de verdad merece la
pena, aquello por lo cual merece la pena sacrificarse.
Es por eso que los
seres humanos también hemos sido diseñados para que nos guste más lo difícil,
para que llegue el momento en que nos aburra lo fácil. Para que persigamos los
retos y no nos acomodemos en lo sencillo. Por supuesto que caemos en los
placeres inmediatos y a menudo nos olvidados de lo que de verdad nos llena.
Pero el espíritu, nuestro ser, siempre nos recuerda que eso no es lo que nos
hace realmente felices. Solo con esfuerzo podemos alcanzar una inmensa
plenitud.
Siempre fui ateo,
pero ahora soy creyente. Creo en el amor, y creo en el altruismo. El amor y el
altruismo han sido hasta ahora los únicos mecanismos para superar mis miedos.
Solo he conseguido hacer aquello que más temía gracias al amor y al altruismo.
Como por ejemplo, dar charlas como la que estoy dando. Nunca me ha gustado dar
sermones, no soy experto en nada, no considero que tenga nada especial o
interesante que decirle a la gente, no creo que les vaya a aportar nada que no
supieran ya.
Pero os quiero, y
es amor lo que me guía a hacer lo que hago. No digo esto por que quiera, sino
porque os quiero. Yo no quiero decirlo, tengo miedo a decirlo, pero el amor
hacia vosotros es más fuerte, y el pensar que, quizá, a alguno de vosotros os
beneficie, es lo que me obliga a decíroslo. Es lo que me obliga a compartir
algo que me cuesta tantísimo compartir. Es lo que me hace abandonar el confort
y la seguridad del silencio y me hace compartir las bendiciones que he sentido
en mi vida, y que ojalá sintáis vosotros. Hoy quiero romper mi paz para
compartirla, hoy quiero acabar con ella si con ello, alguno de vosotros es
capaz de empezar a sentirla. Hoy mi calma se acaba para que vosotros podáis
empezar a vivirla.
Es el altruismo el
que me empuja, es el poder del amor. Es el amor que siente una madre por su
hija en medio del desierto a la que se le ofrece el último vaso de agua. Por
supuesto que la madre quiere el agua, por supuesto que quiere ese último trago
salvador. Pero, aunque su vida vaya en ello, por mucho que quiera el agua, la
madre quiere más a su hija. Y por eso, le da el agua, aunque la quiera, porque
a la hija, la quiere más que a lo que la quiere.
Me gustaría estar
callado, pero ya no puedo. Porque, aunque lo quiera, os quiero más que a lo que
lo quiero.
Por eso hoy
comparto esto con vosotros.
Probablemente,
algunos de vosotros me comprenderéis perfectamente, pero soy consciente de que,
para algunos, todo esto que digo le suena a desvaríos y utopías imposibles de
alcanzar. Mundos de yupi, o rollos hípster de espirituales que se van a vivir a
la montaña.
Yo no. Yo soy un
tío normal. Soy un estudiante de psicología que hace un tiempo leyó algo de
taoísmo. Yo iba a un colegio cristiano, donde mi espíritu crítico y la
curiosidad científica me condujeron al ateísmo, y más tarde al agnosticismo. Yo
reconocía y reconozco las desventajas de las creencias masificadas y la
institucionalización de las religiones en nuestra sociedad. Yo he sido capaz de
entender los mecanismos pedagógicos de las religiones para controlar a las
poblaciones e implantarles códigos morales y de conducta que les faciliten la
convivencia. He llegado a entender porque no robar, no matar o lavarse el
cuerpo antes de entrar a un templo resulta tan necesario.
Pero nuestra
sociedad ha cambiado. Ahora vivimos en un mundo nuevo. Un mundo donde las
normas injustificadas ya no son válidas, y las prácticas higiénicas están
fundamentadas en los conocimientos científicos. Un mundo donde los demonios se
han transformado en gérmenes o psicopatologías; y las ceremonias en grupos
terapéuticos. Ahora los mandamientos divinos se han transformado en códigos
éticos, y los modelos socioeconómicos explican porque comer carne no es
sostenible. No quiero no matar por que me lo prohíba un mandamiento. Quiero no
matar porque no quiero matar.
Aunque en la
sociedad actual hayamos descubierto porque no necesitamos las normas religiosas
de conducta, esto no quiere decir que neguemos los fundamentos de las
religiones. No quiere decir que neguemos el alma o el espíritu.
Dejemos lo obsoleto
atrás, pero quedémonos con lo que sigue siendo válido, con lo atemporal y lo
transcendental, con lo inmutable, con lo que es sin importar quienes seamos. No
importa dónde estemos, cuál sea nuestra cultura, o nuestra sociedad, los seres
humanos estamos caracterizados por nuestra espiritualidad, y actualmente
tenemos los conocimientos suficientes sobe la realidad y el universo como para
no seguir unas normas celestiales.
Yo creo en la
espiritualidad humana, yo creo en el poder de la humanidad. Yo tengo fe en la
humanidad y creo que la gente que no me entiende, o no sabe lo que quiero decir
no ha tenido la suerte de experimentar en su ser de lo que estoy hablando. Y me
apeno por ello.
Y yo no hablo de
energías, soy un escéptico. Pero descubrí una faceta nueva de mi existencia que
había negado durante muchos años.
Esta es mi fe, la
fe en la humanidad. Y esta es mi religión, la religión del amor. Porque de verdad que creo que las personas
pueden entender y experimentar lo que estoy expresando. Las personas pueden
conocer y sentir mis palabras. Y eso es lo que me lleva a estar hoy aquí
compartiéndolo. Porque quiero que individualmente creemos nuestra propia
religión. La religión del amor a la humanidad. Y que desde nuestro interior la
difundamos más allá de lo que podamos imaginar. Sé que podemos ser felices de
verdad, que podemos sentir lo que verdaderamente somos, lo que nos sienta bien,
y descubrir el porqué estamos en este mundo. Sé que tenemos la capacidad de
sentir el amor que solo se siente cuando se da la vida por otras personas,
cuando se trabaja para el futuro. Podemos levantarnos por la mañana llenos de
energías, queriendo hacer un mundo mejor, deseando trabajar para el futuro,
para mejorar nuestra sociedad y hacerles una vida más plena y feliz a nuestros
hermanos los seres humanos. Sé que podemos trabajar juntos para mejorar la
existencia de nuestra especie y reparar nuestro hogar, nuestro planeta.
A día de hoy, yo me
levanto por las mañanas para hacer un mundo mejor. Y me sienta bien, me sienta
muy bien. Mi vida tiene significado, y aunque no coma carne, ni me compre ropa,
ni quiera un coche lujoso o una novia hermosa, no me importa. Porque soy feliz.
Estoy realizado. Mi
vida tiene sentido, y me siento pleno. Porque amo, porque doy, porque me
entrego por los demás, porque quiero hacer un mundo mejor, y creo que lo estoy
consiguiendo. Porque pongo todo mi empeño en ello y hago todo lo que está en
mis manos para que el mundo sea cada día un poco mejor. Porque cada cosa que
hago me hace feliz, cada cosa que hago tiene sentido para mí.
Y no soy ningún
iluminado, soy un tío normal. Un tío que a veces está triste, a veces está
cansado, y a veces tengo ratos que no sé lo que quiero hacer con mi vida Pero
lo acepto, porque yo también soy humano, y como humano, es normal que me den
bajones y que mis energías se apaguen.
Pero sigo dando lo
mejor de mí mismo, y eso es suficiente. Eso es lo que me llena.
Lo único que
querría que os llevaseis de esta charla son solo preguntas, ¿estoy dando lo
mejor de mí mismo? ¿Estoy haciendo todo lo que está en mi mano para ser feliz?
¿Para sentirme realizado? ¿Para hacer un mundo mejor?
¿Estoy haciendo
todo lo que puedo para mejorar mi mundo y mejorar la vida de las demás personas
del planeta? ¿Tengo un motivo para levantarme cada mañana dispuesto a dar lo
mejor de mí mismo?
Estoy seguro de que
llegará el día en que os levantaréis energizados de la cama, rebosantes de
esperanza; y os iréis a dormir llenos de gratitud, plenamente satisfechos. Ese
día, sabréis de lo que hablo. Ahora quizá, solo podáis tener fe en mis
palabras, y creeros lo que os digo. Os hablo desde la experiencia, pero eso no
es suficiente. Sabréis de que os hablo ese día en que de verdad lo
experimentéis. El día que mis palabras adquieran sentido será el mismo día en
que ya no las necesitemos.
Ese día, vuestra
vida tendrá sentido. Entonces, dejaréis de necesitar tantas cosas que creéis
necesitar, que os han hecho pensar que necesitáis. Ese día, en vez de actuar os
diréis “¿De verdad lo necesito?”. Os liberaréis de este sistema de consumo que
nos vacía por dentro. Os preguntaréis “¿es esto algo que de verdad necesito, o
solo es una cosa más que me han hecho creer que necesito para ser feliz?
¿Mejora esto mi bienestar? ¿Me hace sentir más realizado como persona? ¿Me
sentiré mejor después de tenerlo? ¿Me sentiré mejor después de hacerlo?
Por supuesto que es
difícil cambiar y los hábitos no desaparecen de la noche a la mañana.
Pero es parte del
camino, y a todos nos da miedo cambiar, asomarnos a lo desconocido. Pero hoy
estoy yo aquí para invitaros a hacerlo. Os avala mi experiencia, os avala mi
testimonio que os confiesa que ha sido una de las mejores decisiones que he
tomado en mi vida.
Os invito a
intentarlo, a encontrar el amor que os guie, el amor que os impulse, y os haga
vencer el miedo que todos tenemos dentro. Ese miedo a intentarlo, ese miedo a
salirnos de las normas, a no hacer lo que se espera de nosotros. Ese miedo a no
comprar regalos en navidad, ese miedo a no tener ropa nueva.
Pero tenemos el
amor, y el amor es más fuerte que cualquier miedo. El amor a todas aquellas
personas que no quieren nuestros regalos, sino nuestro tiempo. El amor a todas
las personas que no pueden disfrutar de las mismas ventajas que nosotros por
sufrir este sistema injusto basado en los placeres pasajeros de unos pocos.
Ahora que vienen
las navidades tenemos la oportunidad perfecta de ponernos a prueba. Ahora podemos demostrar de verdad cual es el
significado de las navidades.
Es el nacimiento de
cristo, del espíritu, pero de un nuevo cristo, un nuevo espíritu. Un cristo que
no está fuera ni dentro de nosotros. Un espíritu que es nosotros. Vosotros sois
cristo, sois espíritu. Cada uno de vosotros sois cristo. Sois un espíritu con
nombre cualquiera. Dejad que esta navidad nazca cristo, que nazca el espíritu.
Sed cristo. Sed espíritu.
Cristo no compraría
regalos a sus familiares, a sus hermanos; cristo pasaría el tiempo con ellos,
cristo los amaría, cristo los perdonaría. El espíritu daría las gracias por
haber compartido su existencia con la vida de sus hermanos. Sed espíritu. Amad,
amad, amad.
Podéis amar. Tenéis
el poder a hacerlo, no tengáis miedo. La sociedad os mostrará que la manera de
amar es dar regalos, pero vosotros le demostraréis que la manera de amar es
decir “te quiero”. Probablemente tendréis miedo porque no lo habréis dicho
antes, pero amad, amad tanto que no os quepa en el pecho, sacadlo fuera. Dad
las gracias, demostrad que de verdad os preocupáis por esas personas que han
estado tanto tiempo junto a vosotros. Demostradles vuestro afecto, vuestro
cariño.
No regaléis objetos
despersonalizados, cread, generad algo nuevo, algo valioso y único en el mundo.
Ofreced vuestras palabras, vuestros gestos, dadles cartas de gratitud, o
canciones de amor. Bailad con ellos. Cread algo único para esa persona única en
ese momento único. No dejéis que el miedo os paralice.
La navidad 2015
puede ser el momento de que nazca el espíritu dentro de nosotros, de todos
nosotros. El momento de que seamos espíritu. Puede que haya llegado el momento
en que liberemos la verdadera esencia humana, su alma, su espíritu. Todo
aquello que sienta bien, que se sabe que es correcto. Amad, que no os obligue
nadie a hacerlo. Hacedlo porque queréis. Decidid que queréis amar. Probad una
vez y observad lo que sucede, lo que se siente cuando se ama de verdad, desde
lo más hondo del ser. Experimentadlo. Experimentad lo que se siente al dar
amor. Pasad una tarde con vuestros seres queridos y preguntadle lo que sienten
cuando aman.
No tengáis miedo,
conectad con ellos y decidles que les queréis. Rememorad vuestras vidas juntos,
recordad todos los momentos de gozo que habéis compartido, daos las gracias el
uno al otro por haber coincidido en este planeta. Por gozar de la maravillosa
oportunidad de poder compartir la única vida que tenemos.
Porque la vida es
esa única y maravillosa oportunidad de amar a la humanidad. Eso es la vida.
La vida es amor. Y
la navidad de 2015 es un momento único para hacerlo. Un momento único en
nuestras vidas para demostrar que podemos y vamos a ser más felices y sabemos
cómo hacerlo. Y la publicidad o el consumo no nos van a engañar con sus
artificios y trampantojos embaucadores. No, esta vez no.
Vamos a demostrar
que amamos de verdad, y eso, es lo que nos hace felices. El amor, la gratitud,
el cariño, la compasión, las relaciones significativas, las que de verdad
aportan bienestar y felicidad a nuestra vida.
El tiempo es
nuestra vida. Nuestra vida es el tiempo que tenemos. El tiempo que nos ha
regalado el universo, la evolución, la humanidad, la casualidad o como lo
queráis llamar.
El tiempo es el
mayor regalo que podemos dar. Nuestra vida, nuestras ideas, nuestro ser.
Regalaos a vosotros mismos. Daos, entregaos, haced algo por el mundo, por la
humanidad, por los demás, por las personas que os quieren. Hacedlo por ellos,
ayudadles, pedidles que os pidan cosas, que os pidan favores, que soliciten
vuestra ayuda. Daos a vosotros mismos, dad todo lo que sois, todo lo que os
pidan de vosotros mismos. Hacedles la vida más fácil, hacedles la vida más
feliz, llenadles.
Dad tanto que os
quedéis vacíos y entonces sentiréis esa plenitud… Os sentiréis infinitamente
llenos.
Amad tanto que os
salten las lágrimas, lágrimas de amor, lágrimas de emoción. Lagrimas que
quieran expresar lo que ni vuestras emociones pueden expresar. Lágrimas de
amor, lágrimas de felicidad, lágrimas de plenitud, de infinitud. Puras lágrimas
de verdad, lágrimas del ser, lágrimas del alma, lágrimas que limpien y
purifiquen vuestro espíritu, todo vuestro yo, todo vuestro ser. Vaciaos y
soltad todo ese amor que habéis retenido tanto tiempo. Llorad, llorad de
alegría, llorad de amor. Dejad que las emociones fluyan, que el infinito os
alcance, que sintáis cómo os vaciáis. Como dais todo lo que sois.
Sacad las lágrima
que significan que tu vida ahora tiene significado. Dad las gracias a todas las
personas del planeta que hacen que vuestra vida tenga significado. Quered a la
humanidad por daros la oportunidad de amar, de dar significado a vuestras
vidas. Amad, amad como nunca habéis amado. Desbloquead el poder del amor, no
tengáis miedo. No dejéis que el miedo os paralice, no temáis, no os detengáis.
Sed valientes y atreveos a amar. Atreveos a dar. Anteponed el poder del amor
ante las dinámicas del miedo.
Sapere aude. Atrévete a pensar,
dijo Kant.
Ayer ya pensé. Hoy
me atrevo a decir, atrévete a amar. Amare
aude
Y Feliz Navidad.