Existen varias características de
la comunicación escrita a distancia y no inmediata, por carta, que considero
ventajas. A continuación destacaré alguna de ellas.
En primer lugar, como dato
anecdótico es interesante destacar que la comunicación escrita, por carta, ha
sido la principal y casi única vía de comunicación a distancia durante la mayor
parte de nuestra historia como seres humanos. Además, un gran número de
pensadores nos han dejado como esencial de sus pensamientos, la comunicación
epistolar mantenida con diversos contemporáneos de la época. A través de estas
cartas podemos acercarnos un poco más a sus ideas, pues la escritura ofrece el
tremendo mecanismo de transformar el pensamiento en perdurable y estable a lo
largo del tiempo.
A continuación, desde un punto de
vista afectivo y relacional me gustaría destacar la verdadera muestra de
interés mostrada hacia otra persona cuando se escribe una carta. El hecho de
sentarse a escribir implica una priorización de la relación interpersonal sobre
una multiplicidad de posibilidades. En definitiva, se dedica una parte del
tiempo individual exclusivamente a la otra persona. Añadiendo a esto la
atención casi completa del individuo.
Como muestra, ahora mismo estoy
escribiendo este texto, estoy pensando en ti. Es como si te tuviera delante,
como si estuviéramos hablando. Te estoy dedicando mi tiempo y mi atención
completos. Obviamente mi móvil y mi ordenador están apagados. La carta original
está escrita a mano, la cual ha sufrido un proceso de digitalización y
corrección. El motivo de escribir a mano es el intento de conseguir una
representación lo más pura y fidedigna del pensamiento y los sentimientos
posibles. En definitiva, permitir un flujo de ideas y emociones sometido al
menor número de obstaculizaciones y modificaciones. Este detalle sobre la
escritura a mano me parece un detalle fundamental para una comunicación a
distancia verdadera.
En segundo lugar, destacar la
libertad que la escritura otorga tanto a emisor como a receptor. En el caso del
emisor, éste tiene la libertad de tomarse el tiempo necesario para pensar,
reflexionar, manifestar y revisar el contenido y forma de su mensaje. Gracias a
la escritura revisada, es asegurado que la otra persona vaya a leer el mensaje
que se desea comunicar, aumentando así las probabilidades de una correcta
decodificación del mensaje por parte del receptor. Pero, como condicionalidad
de esta situación se necesita que el emisor dedique un tiempo en el correcto
uso del lenguaje. Utilizando con cuidado, mesura y acierto sus palabras y
oraciones, en las cuales el mensaje está siendo transmitido. De esta manera
considero, se evitan un gran número de malentendidos. Malentendidos fáciles de
producirse en la comunicación oral y en la comunicación inmediata mediante
mensajes instantáneos. No me agradaría que la anterior afirmación se
interpretase como un menosprecio ni a la comunicación oral ni a los mensajes
instantáneos. Dichas vías de comunicación serán tratadas en futuros textos, con
calma, detalle y matizaciones.
Relacionado con la anterior
reflexión, es fácil pensar en el contra argumento de la lentitud de la
escritura a mano comparada con otras vías de comunicación. Irónicamente a lo
que se pueda pensar en un primer lugar, el empleo de la escritura como medio de
comunicación a distancia ahorra tiempo, dado que se evitan errores y
recurrencias enormemente habituales en la comunicación oral y en la mensajería
instantánea. El receptor tiene la posibilidad de leer el mensaje una y otra vez
sin la necesidad de involucrar al receptor.
Debido a la ausencia de expectativa de feedback inmediato el emisor
también ahorra tiempo, puesto que no realiza una espera pasiva de la respuesta
del receptor sino que puede dedicar su tiempo a actividades más productivas,
como por ejemplo dormir.
Otra ventaja directamente
relacionada con la idea de la libertad que la escritura otorga, es la
independencia que ambos, emisor y receptor disfrutan cuando su comunicación está
basada en cartas. Apoyémonos en un
ejemplo fehaciente. En los momentos en que te estoy escribiendo esta carta es
de día y estoy en Leuven. Pero, cuando tú la leas, no será necesario ni que
estés en Leuven ni que sea de día. De hecho, la libertad es tan inmensa que la
puedes leer cuando y dónde tú quieras. En el momento y lugar que más te
convengan, por que ya esta escrita. Ni siquiera hace falta que la contestes
después de leer. Ni siquiera hace falta que el emisor continúe con vida para
que puedas recibir y descodificar el mensaje. Además puedes recuperar la información
siempre que la necesites porque ya la tienes escrita. En suma a todo lo
anterior, cabe destacar la no-corruptibilidad del mensaje. En nuestro caso
concreto con diferencias horarias y geográficas como las que nos separan,
encuentro de especial utilidad la comunicación por carta. Personalmente, esta
característica de la comunicación escrita acerca de la posibilidad de escape de
los límites temporales y espaciales, posiciona a la escritura en una situación privilegiada
a la hora de comunicar pensamientos e ideas. La instantaneidad de la
comunicación, ya sea oral, o por chats/mensajería instantánea (What’sApp,
FaceBook, Skype) no otorga libertad, ni al receptor ni al emisor. Ni para
reflexionar sobre sus mensajes, ni para dedicar su tiempo vacío en otras
actividades; puesto que ambos están esperando un feedback instantáneo y casi
inmediato por parte de su interlocutor.
Por esto mismo, la comunicación
no instantánea se vuelve la más adecuada cuando prioriza el contenido del
mensaje sobre el feedback de la otra persona, (lo cual es tremendamente
egoísta). Dicho de otra manera, prima la comunicación instantánea a distancia
cuando las consecuencias y la utilitariedad (anglicismo) del mensaje son de
mayor importancia que el valor de su contenido. Las nuevas tecnologías nos han
hecho creer que es más importante la velocidad que la calidad del mensaje. Nos
han confundido con la prisa, lo que nos ha conducido a una inabarcable superficialidad
en las relaciones personales. Las nuevas tecnologías de la inmediatez que, alegan,
ahorrar tiempo son, a mi parecer, las que más nos lo roban. En futuros textos indagaré
más profundamente sobre esta afirmación, sujeta a distintas oraciones
subordinadas.
Como cierre a mi argumentación
expondré el posible contra argumento de la pérdida de la espontaneidad de la
comunicación interpersonal, o incluso más grave, la pérdida de la espontaneidad
en la relación entre emisor y receptor. Esta afirmación, desde mi punto de
vista, ha de ser matizada. Considero la comunicación escrita como un refinamiento
de la comunicación y no como una pérdida de la espontaneidad. Me considero una
persona activa, vivaz y enérgica, que valora en gran medida la espontaneidad de
la vida. Considero que el lenguaje escrito puede continuar recogiendo gran
parte de la espontaneidad de la comunicación, a pesar de la reflexión y
refinamiento que conlleva. Es posible asumir una pequeña pérdida de
espontaneidad a coste de una mejora en la expresión y exposición de las ideas.
Un precio que personalmente estoy dispuesto a pagar de muy buena gana. Concentraremos
la espontaneidad pura en las relaciones interpersonales cara a cara, las cuales
considero, fundamentales para el bienestar emocional del ser humano. Pero la
espontaneidad que defienden las tecnologías de la comunicación instantánea me
parece una burda imitación de la comunicación, que no refleja ni la
espontaneidad real de la comunicación cara a cara, ni la reflexión y el
refinamiento de la expresión que se consigue con la escritura.
Por todo lo anteriormente
expuesto defiendo que la comunicación escrita a distancia y no instantánea
(carta) es el medio más adecuado para mantener las relaciones positivas
interpersonales a distancia. Con las cartas se demuestra un verdadero apego e
interés hacia la otra persona, además de una búsqueda de profundidad en la
relación, mientras que con las tecnologías de la era de la inmediatez se
persigue el utilitarismo y la superficialidad en las relaciones personales, incluyendo
ahora el teléfono o las videoconferencias. Considero mucho más profunda, real y
verdadera una conexión de pensamientos comunicados de manera escrita, que ver
píxeles de diferentes colores formando una imagen similar a un rostro en una
pantalla y una voz robotizada saliendo de un altavoz. Referente a las
sensaciones, prefiero ver una foto (si es impresa, mejor) de un amigo y yo en
algún lugar perdido del mundo, e intentar oír su voz en mi cabeza mientras leo sus
palabras. Además, ¿Por qué tanta prisa? ¿Para qué? Si de verdad te importa
mantener una relación puedes permitir parte de tu tiempo dedicándoselo
exclusivamente a esa persona, parándote a pensar en ella y escribiéndole. Esto
es una muestra clara de dedicación e interés por el lector, y no un mensaje de
“como va?” enviado por What’sApp.
Muy buenas reflexiones, te hacen pensar .
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